

La Secretaría de Ambiente del Distrito Metropolitano de Quito, en alianza con Grupo Ekos y su iniciativa Cascos Verdes de Naciones Unidas, está definiendo las áreas de ejecución de un ambicioso plan de reforestación y educación ambiental. Conversamos con Santiago Sandoval, Secretario de Ambiente del Municipio de Quito, ingeniero ambiental con una maestría en Economía Ecológica y 20 años de experiencia en sostenibilidad, sobre los objetivos y el impacto de este proyecto.
UN ESFUERZO CONJUNTO POR UN QUITO MÁS VERDE
El Municipio de Quito, en colaboración con el sector privado y la ciudadanía, está consolidando una estrategia integral de reforestación que no solo busca restaurar áreas afectadas por incendios forestales, sino también fortalecer la Red Verde Urbana de la ciudad.
“Estamos trabajando con Grupo Ekos y las empresas del sector privado para impulsar un Quito más verde, pero sobre todo, queremos involucrar a la ciudadanía en este proceso”, destacó Sandoval. El proyecto Cascos Verdes no sólo consiste en sembrar árboles, sino en concienciar y generar un sentido de corresponsabilidad en la comunidad para mantener y cuidar estos espacios.
ÁREAS ESTRATÉGICAS PARA LA REFORESTACIÓN
Hasta el momento, se han identificado cuatro puntos clave para la intervención:
ESPECIES NATIVAS Y RESILIENCIA CLIMÁTICA
Uno de los aspectos más importantes de esta iniciativa es la selección de especies adecuadas para cada zona. “No es sembrar por sembrar, hay que saber qué plantar y dónde”, enfatizó Sandoval. La Secretaría de Ambiente ha trabajado junto a la academia para definir un listado de especies nativas que garantizan una mejor adaptación al clima y al suelo de Quito.
Estas son algunas de las especies que contribuyen a los procesos de reforestación y recuperación de suelos en ecosistemas andinos:
Guaba, Pusupato, Yalomán: mejoradores de suelo y fijadores de nitrógeno.
Pumamaqui, Quishuar y Yagual: protectores del suelo que evitan la erosión.
Guarango: particularmente resistente a incendios forestales y útil en la reforestación de áreas secas.
El uso de plantas nativas también favorece la biodiversidad, permitiendo que polinizadores como abejas y mariposas prosperen en la ciudad.
MONITOREO Y SOSTENIBILIDAD A LARGO PLAZO
Para garantizar el éxito del proyecto, se han implementado estrategias de seguimiento y mantenimiento de las áreas reforestadas: “No sólo se trata de sembrar sólo árboles, sino de hacer un seguimiento continuo para asegurar su supervivencia”, explicó el secretario de Ambiente.
UNA COLABORACIÓN QUE DEBE REPLICARSE
El modelo de colaboración público-privada que impulsa Cascos Verdes en Quito busca servir como ejemplo para otras ciudades del país. “Quito, como capital, tiene la responsabilidad de ser un espejo para el resto de Ecuador. Nuestra meta es demostrar que estas iniciativas funcionan y pueden ser replicadas”, afirmó Sandoval.
El involucramiento del sector privado es clave. “Pasar de una siembra marquetera a una siembra con responsabilidad es el objetivo. Que las empresas comprendan que la sostenibilidad no es solo una tendencia, sino una necesidad”, enfatizó.
HACIA UN QUITO MÁS VERDE Y SOSTENIBLE
El proyecto se enmarca en una agenda ambiental de largo plazo que busca convertir a Quito en una ciudad referente en sostenibilidad. Algunos de los ejes clave incluyen:
Reforestación y conservación de fuentes hídricas.
Uso de transporte público eléctrico, con la incorporación de 60 buses eléctricos.
Movilidad alternativa y uso responsable del agua.
Descontaminación de ríos y fortalecimiento de la economía circular.
El alcalde de Quito, Pabel Muñoz, ha establecido un horizonte de planificación hasta 2034, asegurando la continuidad de estas iniciativas más allá de una sola administración.